FUNCIONARIOS Y POLÍTICOS

Últimamente se vienen produciendo hechos, actitudes y acciones, que confirman cada vez más mis sospechas sobre el político. Antes, veía mal el generalizar, y pensaba que no todos podían ser como parecen que son. Con el paso del tiempo tengo cada vez más dudas al respecto: ¿se salva alguno? Me gustaría poder decir ue sí, pero cada vez puedo menos.

En esta crisis está habiendo muchos damnificados. Entre ellos, los funcionarios. No digo que sean tan afectados como los cinco millones y pico de parados, desde luego, pero se ven afectados. Y lo peor es que, para justificar los recortes, se pierden las formas por parte de los que menos pueden hablar. Ha habido una fuerte campaña para poner al funcionariado como privilegiados que no merecen sus privilegios. Y, como privilegiados, había que recortar sus privilegios. Esa campaña es mentira.

Paso porque entre los funcionarios existan algunos que hayan conseguido su nombramiento de forma impropia… pero son minoría. Paso porque haya algunos que no cumplen con su trabajo como debieran, pero no son tantos…

Privilegiado, de acuerdo a la RAE, es aquél que goza de privilegio. Y privilegio es una "Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia"

Las supuestas ventajas que gozan los funcionarios no han sido concedidas por ningún superior. Un funcionario ha competido por una plaza, empeñando su esfuerzo, su tiempo y su dinero, contra muchos otros que como él han empeñado lo mismo, y que en la mayoría de los casos no lo logran. La plaza, con las condiciones de la misma, se la ha ganado, no se la han concedido. De igual manera que un veterinario, médico, abogado, o arquitecto, no son unos privilegiados a los que les han dado un título. Son gente que ha obtenido un título tras pasarse unos cuantos años estudiando para superar las pruebas impuestas, para obtener el derecho –no el privilegio- de ejercer su profesión. (Y, al caso, hay profesionales en todos los ámbitos a los que les han regalado inmerecidamente el título, o que incumplen con las responsabilidades de su profesión, también una minoría, desde luego).

Decir que los funcionarios son privilegiados a los que hay que recortarles sin miramientos me parece demagógico. Y si lo dice un político, me parece además deleznable y asqueroso. Me gustaría poder decir lo mismo de los políticos, que consiguen sus plazas tras empeñar años de esfuerzo, dinero y tiempo a prepararse para el cargo que van a ocupar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, creo que las consiguen por estar más cerca, por ser más amigos, por tener una relación más estrecha con el jefecillo o jefazo político de turno.

Los responsables máximos de todo lo que está ocurriendo en esta larga crisis, todo lo que nos está ocurriendo, no son los financieros, los banqueros, los ninjas, o los funcionarios, no. Todos ellos (todos nosotros) han podido tener, en mayor o menor medida, algo de responsabilidad, consciente o inconsciente, desde luego, pero a los banqueros, por ejemplo, no los hemos elegido para que nos defiendan de los abusos que se comenten en la banca. Esta función se la hemos dado a los políticos. A ellos sí los hemos elegido y ellos sí tienen una responsabilidad directa. Que robe un banquero dinero del banco, está muy mal, roba a clientes. Que robe un político dinero público, o lo dispendie alegremente, o lo dedique a políticas de chichnabo que no valen para nada, o lo entregue a manos llenas a sus allegados, está fatal, pues roba o dilapida a todos los que pagamos impuestos. Además, ellos, los políticos, son los que legislan, los que deberían preocuparse más que nadie por cumplir y hacer cumplir la ley, los que tendrían que corregir los abusos, y perseguirlos donde los haya. Lamentablemente, de eso hay poco tirando a nada. Lo que tenemos es una casta de hipócritas, paniaguados, mamones de la gran teta, aprovechados, falsarios, amorales y caraduras, sean del signo que sean.

Todo lo anterior viene confirmado, una vez más, no ya por los casos inumerables de corrupción -ante los que uno piensa: y los que no saldrán a la luz...- sino por casos de autoprivilegio generalizado como l que a continuación expongo. Os remito a la Ley 1/2012, de 21 de febrero, de Medidas Complementarias para la Aplicación del Plan de Garantías de Servicios Sociales, publicada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Esta ley castellano-manchega es la que ha laminado los antiguos “privilegios” de los funcionarios de esta comunidad, entre otros, les han subido el horario, les han bajado el sueldo, les han hecho que no cobren íntegras las bajas… No me meto a plantear si estos recortes son o no necesarios. Asumo que tal y como está el panorama, incluso hay que darse con un canto en los dientes y agradecer que no nos manden a una de esas interminables colas de parados. Pero desde luego sí sé que los funcionarios no son responsables directos de la situación ni son los máximos responsables. Los políticos, en cambio, sí. Y, si tuvieran un ápice de decencia, un microgramo de honradez, deberían empezar a recortar con ellos antes de tocar lo de los demás.

No os pido que leáis la ley entera, tan solo que miréis la Disposición Adicional Tercera, donde dice a quien se le va a aplicar los recortes, y a quién no. ¿A quién no? Preguntareis, pues sí, ¿Quién ha hecho la ley? Los políticos. ¿Dónde “trabajan” los políticos? En las Cortes.

La DAT dice así:


Sin perjuicio de lo anterior, esta ley no será de aplicación a las Cortes Regionales.