Regresé, al fin, a tu verde dehesa
donde muere, añosa y mansa, la encina;
a tu yerma canícula, y a esa fina
primavera que tanto me embelesa;
al resistero, y a la noche espesa,
al largo atardecer donde termina
el horizonte y el astro rey se afina;
donde la tierra a la tierra besa.
donde el ayer parece detenido
custodiado por torres altaneras
que callan su Historia y guardan sus veras;
aquí, en donde mis años, en tu nido
de paja y secarral, dejé enterrados.
3 comentarios:
y que sigan sus muros guardándola, a ver si se convierte en un paraíso donde regresar cuando uno se canse del mundo moderno, que es, casi siempre, a menudo. Muy bueno el soneto, aunque creo que ya te lo había leído, ¿es cierto?
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