EL DESALIENTO

Coge tu pluma cuando, vacilante,

tu llama solloce y tiemble en la hora

de estanca soledad; recuerda, ora,

coge tu pluma y escribe… ya es bastante.

Calza tus botas, anda hacia delante,

cruza tus miedos, sé valiente ahora,

y no olvides mirar brillar la aurora

cuando sientas la daga amenazante.

Rescata tu alma de la fría umbría;

escribe, te lo pido, y deja plasmados

tus dolores en polvo de papiros;

alza tu corva vida al fin del día

y encontrarás, créeme, rubricados

en sonrisas tus últimos suspiros.

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