CIENCIA vs RELIGIÓN

        De acuerdo con lo que poco que sé de estos temas, la creación del Universo tuvo lugar con una singularidad espaciotemporal. Lo que se denominó "una explosión" de pura energía, conocida como Big Bang. Esta explicación tiene todo el sentido si consideramos que la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. La materia puede surgir de la energía al igual que la energía puede surgir de la materia. Lo que no puede ser es que la energía se genere de la nada, ni que la materia aparezca de la nada. Esto es una reducción consciente de una explicación muchísimo más compleja que sinceramente no alcanzo a comprender. No tengo la formación ni posiblemente la capacidad. En el mundo de la cosmología, por lo que he leído, es la explicación más aceptada, pese a que se han encontrado algunos inconvenientes que deben acomodarse o explicarse. Resulta evidente que conforme avanzan los descubrimientos, avanzan los esclarecimientos. Objeciones que antes no se habían planteado surgen ante nuevos descubrimientos de fenómenos hasta ahora no descritos o experimentados, como la aparición de una quintaesencia, por ejemplo.
           
            La formulación de la Evolución de las especies supuso por un lado un gran escándalo para el pensar dominante de la época, y por el otro, una explicación de lo evidente. Que las especies evolucionan debía ser algo palmario. El hombre llevaba no poco tiempo haciendo evolucionar especies, en base a su funcionalidad o belleza. Visto en retrospectiva, no es descabellado pensar que las propias especies evolucionaran sometidas a una presión externa –selección natural o ambiente. Sin embargo, la inmutabilidad temporal, aunque falaz, confundía las mentes. Los estudiosos de la evolución de las especies son gente que ven la vida bajo el prisma de millones de años. Lo que en una vida humana parece inmutable, con la medida adecuada no lo es en absoluto. Es más, he llegado a leer que la realidad de nuestro mundo es que el 99% de las especies están condenadas a extinguirse. O quizá que ya lo han hecho. Tal es el peso de la presión evolutiva. Creo que el principal problema con el que se encuentran los paleontólogos en el momento de explicar ciertas evoluciones debe ser el de encontrar los puntos intermedios de dichas evoluciones. Esto no impide la teoría ya que en otros muchos casos hallan estos puntos intermedios, o incluso ven in vivo la evolución, por ejemplo en la formación fetal de determinadas estructuras o en la manipulación de especies de vida muy corta.

            En ambos casos, las Teorías propuestas explican de forma más o menos conveniente las evidencias encontradas en relación con dos fenómenos. Dos fenómenos que, a la postre, creo que pretenden responder a una simple pregunta: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Las explicaciones podrán ser modificadas a la luz de nuevos descubrimientos, o consolidadas aportándoles mayor verosimilitud, pero es evidente que en ambos casos se prescinde de una implicación divina a la hora de aclarar fenómenos tan trascendentales. Se ignora que ciertas religiones ya formularon su interpretación para estos fenómenos: Dios creó el Universo y todo lo que hay en él. Y hacen muy bien: es mejor no mezclar churras con merinas.

            En mi opinión, la Ciencia y la Religión deben ser campos diferenciados, que traten aspectos distintos y que no compitan por desmentirse una a la otra. La Ciencia tiene muchas limitaciones. Su modus operandi basa su avance en la premisa de ensayo-error, repetida hasta que acierto; sus explicaciones son en muchas ocasiones incompletas, limitadas o directamente erróneas y son corregidas o simplemente desmentidas con la aparición de nuevos descubrimientos y el avance tecnológico. Sin embargo, la Ciencia es verdad. En un sentido estricto, cuando demuestra cómo sucede un hecho, suele ser porque ese hecho sucede y sucede de alguna manera que puede ser explicada.

            La Religión es una rama totalmente diferente. A su manera, la Religión es también verdad, aunque yo la definiría más como Verdad, con mayúscula. Aunque aporta una interpretación a muchos de los problemas existenciales del hombre, sus enseñanzas no son demostrables. Es más, sintetizando mucho, su explicación es solo una: Dios lo hizo. Visto así, la Ciencia es mucho más fácilmente defendible. Tienes pruebas, datos, demostraciones empíricas que apoyan tus teorías. La Religión no tiene nada de eso. Con la Religión es más un créaselo o no, allá usted. Y sin embargo, si crees en ella, la Religión otorga un sentido que la ciencia no puede aportar. 

            La Biblia nos ha contado una serie de hechos, muchos de ellos acontecidos históricamente, pero bajo un prisma muy diferente. Según la Biblia, Dios creó el mundo en siete días. Hizo al hombre de barro, y a la mujer de una de sus costillas. En la Biblia los hombres llegan a vivir ochocientos años. Un diluvio destruye la vida en el mundo, excepto a una pareja de cada especie (¿?) y a la familia de Noé. Una virgen concibe sin conocer varón. Los muertos resucitan.

            Es evidente que si quiero demostrar a un amigo ateo que todo esto pasó, y que pasó exactamente así, necesitaré previamente endilgarle siete u ocho cubatas.

            Dios no actúa de forma evidente. Sólo puntual y sin dejar rastros. No tiene lógica que lo haga de otra manera si lo que quiere es permanecer oculto. Y que permanezca oculto es la única forma de que un sistema basado en el libre albedrío y la Fe pueda funcionar. Es más, en mi opinión, un sistema fundamentado en la Fe no debe ser demostrable. A fin de cuentas, si demuestras que lo que dice la Fe es cierto, entonces no necesitas la Fe para nada.  Pudiera parecer que la ciencia no requiere fe. Sin embargo, esto no es totalmente cierto. La ciencia requiere, de alguna manera, de una pequeña dosis de fe. La formulación de las hipótesis, que luego se ajustarán más o menos a la verdad, necesita, hasta que se demuestren o no, una cierta creencia en ellas. La diferencia es que la ciencia busca demostrar sus tesis, mientras que la religión no se molesta en intentarlo. Y cuando lo intenta suele fracasar de forma estrepitosa. Las religiones se basan en testimonios, a fin de cuenta, en pruebas orales o escritas de que lo que cree es cierto. En algunos momentos, lugares, y para algunas personas, ha habido pruebas de que Dios existe, lo malo es que estas pruebas no son repetibles, como en un ensayo analítico. 

               Un hombre no puede demostrar la existencia de Dios, sólo Dios puede hacerlo. Lo ha hecho ante quien ha escogido y cuando le ha placido. Es más, lo sigue haciendo, pero siempre de manera que no haya una prueba palmaria, más allá de un testimonio. Por eso la Fe es tan importante en una Religión. Y por eso, creo yo, la Fe camina inevitablemente aparejada con la duda. Otro aspecto importante de la Fe es que la mayoría de personas creen en Dios, pero a través de testimonios de otros. La Fe se tiene porque se cree que Dios existe, que es real, pero esa creencia se basa, excepto para los que lo han experimentado directamente, en lo que otros te han dicho. La verdadera prueba de fe es creer que lo que otros dicen o han escrito es, realmente, la Palabra de Dios. De hay que Jesús dijera a Santo Tomás: "Has creído porque has visto, dichosos los que crean sin ver". Creer sin ver es la primera parte de la prueba de Fe que se nos exige.
           
          Si nos planteamos la cuestión de si podemos interpretar literalmente las escrituras,  yo no diría que sea  sensato hacerlo. Si Dios quisiera dejar pruebas empíricas de su existencia ya lo habría hecho. Por eso creo que es un error tratar de encontrar demostraciones científicas a los textos sagrados. Y, sin embargo, no digo que la falta de demostraciones científicas signifiquen que sean falsas. A veces, cuando intentas detectar una sustancia, usas una técnica que tiene un Límite de Detección de, por ejemplo, 0,01 microgramos. Cuando no detectas la sustancia lo único que puedes decir es que esa sustancia no está presente por encima de un valor superior o igual a 0,01 microgramos. Por debajo de este valor la sustancia podrá estar presente, o no estarlo. Dicho de otra forma, puedes decir, con un 99,99% de seguridad, que la sustancia no está presente. Pero el 99,99%, aunque es mucha, no es la seguridad total.
        
           Por eso creo que la interpretación que debe hacerse de las escrituras es religiosa. Es decir, en primer lugar tendríamos que extraer enseñanzas de comportamientos.  A este respecto la Biblia es, por ejemplo, un gran libro donde encontrar multitud de llamadas, consejos, admoniciones sobre cómo debe ser nuestro proceder. Pero quedarse en las enseñanzas de comportamiento únicamente no diferenciaría a la religión de cualquier norma de buena conducta. Hay algo más en una interpretación religiosa de las escrituras. Algo más fundamental. Creo que la respuesta de Abraham al rico Epulón resume muy bien la posición que adopta la Religión. "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque un muerto resucite." Y creo también que lo que en último término distingue a la Religión, a mi juicio, es que pretende que orientes tu existencia a otra realidad. Te dice que ames al prójimo como a ti mismo, lo que está muy bien para la buena marcha de una sociedad, pero, antes que eso aún, te dice que ames a Dios por encima de todo. Es decir, lo que la distingue de un compendio de ética, es que se introduce el concepto de Dios. Para alguien que cree, es Dios el que se introduce en nuestra vida y te demanda que lo pongas antes que cualquier otra cosa. Sinceramente, para plantearse siquiera intentar algo así, debes tener muy claro que Dios existe o estas perdido. Y, sin embargo, como hemos visto, Dios no es alguien que deje las cosas meridianamente claras. Especialmente en lo que a su existencia toca. Entonces, ¿Cómo vamos a hacer algo así? ¿Por qué intentar amar algo que no vemos ni podemos demostrar? Amar a Dios es la segunda parte de la prueba de Fe.

           Viéndolo bajo este prisma, desde luego, y pese a todos sus fallos, es más fiable agarrarse a las explicaciones científicas. Sabes que el Universo se origina de una explosión de energía. Y sabes que los hombres evolucionaron de simios, y que estamos aquí simplemente para que la vida siga, para perpetuar la especie y asegurarnos el mejor futuro posible, mientras tengamos presente. Y, sin embargo, también creo que la ciencia no puede responder satisfactoriamente a una pregunta sencilla: ¿Qué sentido tiene todo esto? Ante esta cuestión la Ciencia dice: es así, porque es así y así lo he demostrado. Y quizá sea una estupidez tratar de darle un sentido al movimiento de los astros. Sin embargo, yo, como simio evolucionado a la consciencia, que vive una parte infinitesimal de tiempo en un mundo surgido de una explosión, no puedo evitar preguntarme por qué. Por qué estoy aquí. ¿Sólo para reproducirme como cualquier otro animal, para que mi especie se perpetúe hasta que tal o cual catástrofe la extinga?  Personalmente esta respuesta me deja insatisfecho. Es posible que mi insatisfacción sea algo cultural. Incluso genética. Dios podría ser una respuesta artificial imaginada para calmar esa insatisfacción. Pero también podría ser que Dios fuera la respuesta real que calma esta insatisfacción. Ante este dilema, podemos optar por tres opciones, creo yo: escoger la primera tesis, la segunda, o simplemente ignorar el dilema.

              Ojalá la Ciencia pudiera resolverlo, descubrir la Verdad de este asunto. Probar que la Religión tiene sentido, o que no lo tiene. Sin embargo, tal como veo que va la cosa, creo que este asunto morirá con nosotros. Y por eso opino que las competiciones entre Ciencia y Religión me parecen perfectos ejercicios de banalidad. Mejor dejemos las churras a un lado, y las merinas al otro.

DÍA UNO

Querido diario:

El día uno ha sido bastante parecido a todos los demás días, sólo que como he decidido ponerlo el primero, no hay otros días con qué comprar. Debo tomarlo como si acabara de llegar a este planeta, o como si sufriera amnesia galopante. Es igual. Puedo decir que este primer día ha sido tan maravilloso como decepcionante. He ido al trabajo y, sinceramente, no he hecho demasiadas cosas. Me sentía espeso y perezoso. No es que haya sufrido esta sensación anteriormente, pero algo me dice que me voy a familiarizar con ella. Nada que reseñar. Todo sumamente aburrido y, a la vez, como era todo nuevo y desconocido, resultó estimulante y sorprendente.
Luego me fui de cañas por primera vez en mi vida. Eso estuvo bien. Sólo tomé tres claras, porque no sabía muy bien cómo me iba a sentar ese líquido con color a pis que llaman cerveza. Aún así, al final, estaba levemente mareadillo y hasta algo contento. Una buena sensación. Y, sin embargo, pensé que no debía ir así a casa, así que agarré el coche y me fui a una piscina pública y municipal. Aunque no recordaba haber ido antes a una, me dio la impresión que ir solo a una piscina pública y municipal resulta que es un poco triste. O así me sentí yo. Así que me fui al agua. El agua me pareció refrescante, y no en un sentido acuático, sino liberador. Creo que a partir de ahora me va a gustar estar en el agua. Nadé diez largos en el estilo de los viejitos. En una ocasión en que vi que una joven nadaba a mi lado con bastante más velocidad, cambié a crol, e intenté mantener su ritmo. Duré un largo. Luego volví al estilo senil y dejé que se adelantara. No me recordaba tan orgulloso. Aunque al final todo apunta a que no lo voy a ser.
Cuando salí del agua, me tumbé en el césped como observé que hacían los pocos asistentes. Al minuto y medio estaba sudando y sumamente incómodo. No se me ocurrió ningún buen motivo por el que nadie se tumbara al sol a más de treinta grados a las cuatro de la tarde y de forma voluntaria. Así que me fui a casa y me preparé algo qué comer. Tenía hambre. En lo sucesivo debo recordar que es necesario ingerir alimentos cada cierto tiempo. La tarde la dediqué a trabajar en mis otros asuntos hasta que me volvió esa sensación en el estómago, insolente y autoritaria. Así que después de cenar me he puesto a escribir sobre mi primer día. Y, viendo lo que he escrito, me da que es una birria de día. Debo hacer algo para que el día dos sea algo más interesante o el resto de mi vida va a ser muy muy muy aburrida.

Día uno finalizado.

QUIEREN MORAR EN EL REINO


Dicen querer la energía,
Pero rechazan cómo se produce;
Creen conocer el camino,
Pero ignoran hacia dónde les conduce.

Conocen bien el destino,
Y se asustan de verse tan perdidos;
Han extirpado los órganos,
 Pero sienten que extrañan sus sentidos.

Creen que es el fin del invierno,
Sin ver la nube negra que se cierne;
Quieren morar en el reino,
Mas detestan un rey que lo gobierne.

FUNCIONARIOS Y POLÍTICOS

Últimamente se vienen produciendo hechos, actitudes y acciones, que confirman cada vez más mis sospechas sobre el político. Antes, veía mal el generalizar, y pensaba que no todos podían ser como parecen que son. Con el paso del tiempo tengo cada vez más dudas al respecto: ¿se salva alguno? Me gustaría poder decir ue sí, pero cada vez puedo menos.

En esta crisis está habiendo muchos damnificados. Entre ellos, los funcionarios. No digo que sean tan afectados como los cinco millones y pico de parados, desde luego, pero se ven afectados. Y lo peor es que, para justificar los recortes, se pierden las formas por parte de los que menos pueden hablar. Ha habido una fuerte campaña para poner al funcionariado como privilegiados que no merecen sus privilegios. Y, como privilegiados, había que recortar sus privilegios. Esa campaña es mentira.

Paso porque entre los funcionarios existan algunos que hayan conseguido su nombramiento de forma impropia… pero son minoría. Paso porque haya algunos que no cumplen con su trabajo como debieran, pero no son tantos…

Privilegiado, de acuerdo a la RAE, es aquél que goza de privilegio. Y privilegio es una "Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia"

Las supuestas ventajas que gozan los funcionarios no han sido concedidas por ningún superior. Un funcionario ha competido por una plaza, empeñando su esfuerzo, su tiempo y su dinero, contra muchos otros que como él han empeñado lo mismo, y que en la mayoría de los casos no lo logran. La plaza, con las condiciones de la misma, se la ha ganado, no se la han concedido. De igual manera que un veterinario, médico, abogado, o arquitecto, no son unos privilegiados a los que les han dado un título. Son gente que ha obtenido un título tras pasarse unos cuantos años estudiando para superar las pruebas impuestas, para obtener el derecho –no el privilegio- de ejercer su profesión. (Y, al caso, hay profesionales en todos los ámbitos a los que les han regalado inmerecidamente el título, o que incumplen con las responsabilidades de su profesión, también una minoría, desde luego).

Decir que los funcionarios son privilegiados a los que hay que recortarles sin miramientos me parece demagógico. Y si lo dice un político, me parece además deleznable y asqueroso. Me gustaría poder decir lo mismo de los políticos, que consiguen sus plazas tras empeñar años de esfuerzo, dinero y tiempo a prepararse para el cargo que van a ocupar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, creo que las consiguen por estar más cerca, por ser más amigos, por tener una relación más estrecha con el jefecillo o jefazo político de turno.

Los responsables máximos de todo lo que está ocurriendo en esta larga crisis, todo lo que nos está ocurriendo, no son los financieros, los banqueros, los ninjas, o los funcionarios, no. Todos ellos (todos nosotros) han podido tener, en mayor o menor medida, algo de responsabilidad, consciente o inconsciente, desde luego, pero a los banqueros, por ejemplo, no los hemos elegido para que nos defiendan de los abusos que se comenten en la banca. Esta función se la hemos dado a los políticos. A ellos sí los hemos elegido y ellos sí tienen una responsabilidad directa. Que robe un banquero dinero del banco, está muy mal, roba a clientes. Que robe un político dinero público, o lo dispendie alegremente, o lo dedique a políticas de chichnabo que no valen para nada, o lo entregue a manos llenas a sus allegados, está fatal, pues roba o dilapida a todos los que pagamos impuestos. Además, ellos, los políticos, son los que legislan, los que deberían preocuparse más que nadie por cumplir y hacer cumplir la ley, los que tendrían que corregir los abusos, y perseguirlos donde los haya. Lamentablemente, de eso hay poco tirando a nada. Lo que tenemos es una casta de hipócritas, paniaguados, mamones de la gran teta, aprovechados, falsarios, amorales y caraduras, sean del signo que sean.

Todo lo anterior viene confirmado, una vez más, no ya por los casos inumerables de corrupción -ante los que uno piensa: y los que no saldrán a la luz...- sino por casos de autoprivilegio generalizado como l que a continuación expongo. Os remito a la Ley 1/2012, de 21 de febrero, de Medidas Complementarias para la Aplicación del Plan de Garantías de Servicios Sociales, publicada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Esta ley castellano-manchega es la que ha laminado los antiguos “privilegios” de los funcionarios de esta comunidad, entre otros, les han subido el horario, les han bajado el sueldo, les han hecho que no cobren íntegras las bajas… No me meto a plantear si estos recortes son o no necesarios. Asumo que tal y como está el panorama, incluso hay que darse con un canto en los dientes y agradecer que no nos manden a una de esas interminables colas de parados. Pero desde luego sí sé que los funcionarios no son responsables directos de la situación ni son los máximos responsables. Los políticos, en cambio, sí. Y, si tuvieran un ápice de decencia, un microgramo de honradez, deberían empezar a recortar con ellos antes de tocar lo de los demás.

No os pido que leáis la ley entera, tan solo que miréis la Disposición Adicional Tercera, donde dice a quien se le va a aplicar los recortes, y a quién no. ¿A quién no? Preguntareis, pues sí, ¿Quién ha hecho la ley? Los políticos. ¿Dónde “trabajan” los políticos? En las Cortes.

La DAT dice así:


Sin perjuicio de lo anterior, esta ley no será de aplicación a las Cortes Regionales.

AÑO NUEVO

De habitar en el centro de la duda

se ha convertido en mi propia certeza,

en la que aguardo, lleno de entereza,

otra suerte, otra voz que aún sigue muda.


Y aunque intente trocar tanta tristeza

que, en las horas amargas, mi alma exuda,

sé que no voy a lograrlo sin ayuda,

y que el afán va ahogándose en tibieza.


Y entre tanto intentar querer hacer

sin saber cómo; y tanto comenzar

para volver de nuevo al mismo lado…


de este año sólo queda agradecer

el tiempo, aunque será para acabar

pasando igual que ya pasó el pasado.