La Hoja


(Nobody, not even the rain,
has such a small hands.)
E. E. Cummings

Mientras caía

un susurro ocre se evaporaba,

el graznido de una vieja

se perdía entre los áticos del olvido,

y un leve soplo de vida gaseosa

arremolinaba las hojas

que indolentes cubrían el parque.

La lluvia atravesaba mi frente,

la melancolía mojaba mi alma

y ella, una visión de una diosa,

de una diosa antigua,

demasiado real para creer,

como una promesa de utopía,

me miraba con ojos imposibles…

Y, mientras caía,

me escuché en el fondo del alma:

“Nadie, ni siquiera la luz,

tiene una mirada tan cálida”.

Mientras caía

nos cruzábamos,

nos mirábamos

para seguir adelante

y no volver a vernos.

Otoño pasaba,

la luz se fundía

y los cuchillos de los asesinos

los cuchillos…

esos cuchillos viles y atroces,

esos cuchillos… mataban

mientras caía.

La rabia, la amargura, la desdicha,

la idolatría, la mentira,

la idiosincrasia, la maldita idiosincrasia

y el juicio y el pecado,

y el tener que ser hierático

-tan hierático como una piedra-.

¡Todo!

mientras caía.

1 comentario:

DULCINEA dijo...

Hola...Que bellos versos que has escrito, tienen fuerza, alma.... vida, ojalá algún día yo pueda escribir algo tan hermoso, estan llenos de sentimiento.Geniales.